José Alfredo Zendejas Pineda (1953-1998), que firmaba como Mario Santiago Papasquiaro (porque ya había un José Alfredo famoso y porque en Santiago Papasquiaro nació José Revueltas), publicó poemas sueltos y en dos libros: Beso eterno (1995) y Aullido de cisne (1996).
Quiso ser, antes que poeta, famoso. No consiguió ni lo uno ni lo otro. Posaba como maldito pero lo mantenía su mamá. A Mario Santiago Papasquiaro lo rescató de un merecido olvido Roberto Bolaño. Sus libros se hunden solos
Autor de culto para unos cuantos iniciados, escribió más de dos mil poemas en los márgenes de libros ajenos, servilletas y otros papeles perdedizos, aunque en vida sólo publicó un libro. Fue mejor que Bukowski, el verdadero poeta de Mixcoac, y le da la vuelta a cualquiera, empezando por Octavio Paz. «Víctor Roura es una basura (y Musacchio también)». Santiago Papasquiaro escribió alguna vez los «Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger» (dentro del volumen Muchachos desnudos bajo el arcoíris de fuego, de Editorial Extemporáneos). Para Santiago lo verdaderamente importante es la amistad y, a manera de confirmación, publica Beso eterno (ediciones Al Este del Paraíso), poemario que se presenta en la sede de la Confederación de Educadores Americanos (Donceles 76, Centro Histórico). En extraño pandemonio de palabras, Papasquiaro y esta sección se encontraron en algún lugar de Tlatelolco. Fue líder estudiantil, fundó el comité de lucha en la prepa 1, en San Ildefonso. Fue marxista-leninista Tuvo la oportunidad de conocer a sus 19 años a José revueltas y a Efraín Huerta en sus respectivas casas. Se consideraba hijo de ellos. Por eso su seudónimo de Santiago Papasquiaro, el pueblo de Durango donde nacieron los hermanos Revueltas… Hay dos camadas fundamentales para él, la de los Revueltas y la de los Flores Magón. También tuvo una formación anarquista.
Santiago y Bolaño se conocieron en 1975 en las puertas del Café La Habana, con quien sería su amigo de toda la vida. Ellos dos, junto a otros jóvenes como Cuauhtémoc Méndez, Guadalupe Ochoa y Bruno Montané decidieron fundar del Infrarrealismo, aventurero inagotable, poeta tan desmesurado como el Distrito Federal de México que cartografió en sus versos, Santiago también inspiró al personaje Ulises Lima en la célebre novela Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, lo que fortaleció la leyenda de este poeta nómade, vital e irreductible para una cultural oficial mexicana que lo condenó al silencio y ostracismo.
Autor de una poesía vital, de intensidad inusitada, Santiago fue también un flanear privilegiado en el laberinto del D.F. Podía pasar horas caminando y en esos pasos se tramaba el zurcido invisible de sus versos, o cómo él mismo afirmó en una entrevista: “A mí sólo me interesa la poesía que surge de los laberintos incendiados”
Santiago murió poco antes de que se publicara la novela donde viaja como otro Ulises en su odisea, y sabiéndose ahí (por carta de Bolaño). Su muerte accidental, su automitificada voluntad de marginación, el auge de la industria Bolaño y la oportunidad colateral produjeron una reedición de Beso eterno, una versión electrónica de Aullido de cisne y dos antologías (hasta ahora): Jeta de santo. Antología poética 1974-1997 (Madrid: Fondo de Cultura Económica, 2008, preparada por Rebeca López y Mario Raúl Guzmán, con prólogo de este, 267 páginas) y Arte & basura (Oaxaca: Almadía, 2012, compilación y prólogo de Luis Felipe Fabre, 96 páginas). Son de temerse sus obras completas, que no le harán ningún favor. Leído como poeta, pierde lo que ganó como personaje de novela.
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¿BAILAMOS/MADRE?
A la memoria nutricia de Miles Davis
Mi único evangelio: el Apocalipsis
Don germinado
Excremento de ángel
Ensalada de Alpha rociada de Omega
((Escribo con la piedra pómez de mi pupila dilatada))
Con toda la llave abierta
Rock & roll de 15.000 aguas
Vivo & he sido muerto
Lo que he visto
Lo que es
Lo que ha de ser
En qué mano de pókar
En qué as de corazones rotos
Vibrará su errabundo testimonio
Su espesa taquicardia nómada
Su pasión descuajaringada
Su indoloro acto de fe
Aquí donde el Paraíso pierde fulgor conciencia & nombre
Probar/ escupir/ rumiar & jamás desfallecer
Es tan sólo el ala necesaria
Para que aúlle el cisne iluminado de mi boca
Graffiti escondido en las vísceras escrespadas del maná
/Malbaratado Maharabata/
Hecho 1 manojo de heces
el riñón de mi ceguera
Mi rengo & ebrio corazón
Así como que brilla & chilla la desmañanada estrella
que hunde su encharcado paliacate en el pozo purulento de mis sueños
/& no se diga más/
El libro de la Vida afina su oído en el silencio
((Puerta abierta a la neblina))
Más allá de la desnuda danza de la muerte
Sobre las olas
Sobre las rolas
Sobre las morras
En 1 mar de cristal todo ojos luz & fuego
Apetito amanecido
Por dentro & por fuera
El pie derecho brotando del izquierdo
El vaivén de esta visión bailando al viento
El centro de la Tierra se apoda a sí mismo Cumbre/ Joya Inamovible/ Vivo Cielo
Sábelo/saboréalo
Arrópate en este sarape de colores
Vaso rebosante
Virulento
Volcado Vulva dentro de la telaraña transparente de mi voz
Empinada la nalga salerosa de mi alma.
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Comienza a vomitar la luz
El Amor no es una ecuación mental,
el Odio sí que raspa las rodillas
enmudece labios / encanece niños;
por lo pronto
ningún dibujito fálico
en la pizarra de una escuela es la vida/
porque mientras la muerte
camina ya sobre nosotros:
«Tarantula´s Power»,
la Vida no puede seguir siendo
un mero manchón de comida
sobre la ropa limpia.
Ni ésto,
ni un póster de Raquel Welch
o Emiliano Zapata reducido a póster;
De una vez:
Ni las fábulas de
Stalin o Samaniego.
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1 Luca
La Plaza de Santo Domingo
Está en un billete de milagro
Oh la efímera edad de las manos
Plumas de papiro lacrado
1 desempleado recuerda
la conducta del sol
no el desdén de los bancos
/corazón de baldosas.
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Beso Eterno
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